domingo, 3 de mayo de 2015

Resistencia clandestina a las leyes anticomunistas

El 9 de abril, la Verkhovna Rada, el parlamento de Ucrania, aprobó la ley “Sobre la condena de los regímenes totalitario Comunista y Nacional Socialista (Nazi) en Ucrania y la prohibición de su propaganda y simbología”. Esta ley nada tiene que ver con los valores europeos como los derechos democráticos y libertades que las autoridades ucranianas dicen apoyar. Según esta ley, los monumentos a líderes comunistas se convertirán en tabú; esto es, los que aún queden en pie. Los símbolos soviéticos, como la bandera soviética, el himno o incluso placas en honor a líderes comunistas quedarán prohibidos. Habrá que desmantelar los monumentos en unos pocos meses y las ciudades y calles con nombres en memoria de líderes comunistas tendrán que ser renombradas. La ley requiere también renombrar “ciudades, parques, bulevares, calles, cantones, pasadizos, plazas, puentes o cualquier otro lugar que contenga en su nombre símbolos totalitarios comunistas”.

En Ucrania se habla cada vez más sobre “terroristas” comunistas. Parece que en cualquier momento Kiev pudiera declarar una “operación anticomunista”. El resultado será que grupos e individuos que no aceptan las tendencias nacionalistas quedarán cada vez más distanciados primero y apartados completamente después. Según la nueva ley, no hace falta más que llamar a alguien sovcom (comunista soviético) y “promotor de un régimen totalitario” y puede ser procesado.

Al mismo tiempo, la prohibición de la propaganda nazi es una simple formalidad. De forma simultánea, la Rada aprobó también la ley “Sobre el estatus legal y honores de los luchadores por la libertad e independencia de Ucrania en el siglo XX”. Según esta ley, miembros de docenas de organizaciones, incluidas aquellas que abiertamente colaboraron con los nazis, serán reconocidas como héroes y luchadores por la independencia de Ucrania. Las organizaciones fascistas modernas ya se han convertido en parte oficial del aparato del Estado ucraniano. Usan abiertamente sus símbolos y en ocasiones incluso diversos símbolos Nazis modificados. El diseño de la imagen del batallón Azov usa una imagen que lleva escrita “la idea de una nación” (usando las letras “I” y “N”), que desde hace ya tiempo se identifican como símbolo de los neo-nazis ucranianos y que era usado por la Alemania Nazi como emblema de la división de tanques Das Reich. También lo usan otros neo-nazis modernos, especialmente hooligans del fútbol, cuyas marchas de antorchas ya son comunes en las calles de Kiev.

Pero ninguna prohibición es completamente efectiva. Tablones, paredes y vallas de Kiev y Zaporozhie están cubiertos de anuncios de eventos para desear un feliz cumpleaños al abuelo el 22 de abril. A primera vista, estos anuncios no tienen especial significado, definitivamente no en el sentido político. Pero para cualquiera que haya crecido con la literatura y la cultura soviética, el apodo “abuelo Lenin” es más que familiar. Cualquiera sabe que “el abuelo” nació el 22 de abril. Estas pintadas no son una coincidencia sino una reacción inicial a la nueva ley.


Puede que los actos o reuniones queden prohibidos, y también la publicación de la fecha de ciertos eventos, pero los grupos usan un código para hacer a otros saber qué ocurre y dónde reunirse. “Para felicitar al abuelo” es un ejemplo de ese código. La gente sabe dejar una nota y un ramo de flores en el lugar de los monumentos, la mayor parte de ellos dañados o destruidos por los vándalos.

Se ha implementado esta prohibición ideológica en el marco de un fuerte deterioro en las condiciones económicas de los ciudadanos. El Gobierno comenzó a tomar medidas preventivas en vísperas de protestas masivas. Es demasiado pronto para saber si esta nueva ley será efectiva, a medida que la situación se descontrola aún más. Hoy es difícil hablar de la posibilidad de futuras protestas, pero el sentimiento de desacuerdo y confusión sigue estando presente en Kiev.

En un país con leyes anticomunistas en vigor y en el que operan escuadrones de la muerte, es necesario desarrollar un nuevo sistema de comunicación para evitar las restricciones del Estado y para identificar a aquellos que están con nosotros. El nuevo sistema ha de ser flexible y creativo, ya que operará en un ambiente hostil y no puede usar símbolos del pasado soviético. Esta especie de creatividad forzada se distingue de la agenda social y eslóganes políticos utilizados por la juventud eurointegrada, que repite sin cesar y al unísono que “Ucrania es Europa”, como si lo hubieran aprendido en la guardería o como una canción infantil.

En los primeros días tras la adopción de la ley que condena “los regímenes totalitarios comunistas”, las páginas de Facebook de aquellos que no están de acuerdo con la decisión del régimen se llenaron de versos de poetas de tiempos soviéticos como Vladimir Mayakovsky o Pavlo Tychyna. También se veían en estas páginas web numerosas entradas sobre variaciones de la hoz y el martillo y pinturas de artistas soviéticos, incluyendo algunos trabajos del realismo socialista. Los jóvenes comienzan a sentirse seguros a la hora de expresar su solidaridad en desacuerdo con las decisiones de la Rada. Se oponen a la censura de un periodo histórico importante que dio lugar a procesos políticos significativos y modernidad, no solo para Ucrania, sino para todo el mundo.

Anton Rozenvayn es un periodista y columnista de Kiev. Tras el golpe de Estado de febrero de 2014, se mudó a la RPD. Ha trabajado en medio ucranianos como Telekritika”, “Glavred” o “Public People”.

Dina Artemenko es periodista de Kiev. Ha trabajado en los medios ucranianos 112.TV o Liva.

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